文摘
La infección congénita es la transmitida por la madre al feto antes del nacimiento. Puede ocurrir por vía transplacentaria o por contacto directo con el patógeno durante el parto o en el período posnatal. Se puede producir infección congénita tanto por virus (rubéola, citomegalovirus, herpes simple, varicela-zóster, hepatitis B y C, virus de la inmunodeficiencia humana, erythrovirus B19) como por bacterias (Treponema pallidum) y parásitos (Toxoplasma gondii y Trypanosoma cruzi). El diagnóstico serológico de la infección congénita se basa tanto en el conocimiento de la serología infecciosa en la madre, incluyendo el control serológico sistemático y aspectos del diagnóstico por determinación de IgM y métodos confirmatorios, como los ensayos de avidez de IgG o el establecimiento de perfiles de anticuerpos, como en el diagnóstico en el neonato. El diagnóstico serológico de la infección congénita en el recién nacido se basa fundamentalmente en la detección de IgM específica, generalmente mediante técnicas inmunoenzimáticas o de inmunoquimioluminiscencia; en ocasiones es de importancia realizar el seguimiento serológico del recién nacido para confirmar la infección congénita.