Estudio multicéntrico retrospectivo en 15 centros españoles que incluyó pacientes consecutivos remitidos para implante de desfibrilador en los años 2010 y 2011, y en tres centros desde el 1 enero de 2008.
De un total de 1.174 pacientes, 73 (6,2%) presentaron miocardiopatía valvular. Comparados con los pacientes con miocardiopatía isquémica (n = 659; 56,1%) o dilatada (n = 442; 37,6%), presentaron peor clase funcional, mayor anchura del QRS y antecedente de fibrilación auricular. Durante un seguimiento de 38,1 ± 21,3 meses, 197 (16,7%) pacientes fallecieron por cualquier causa, sin diferencias significativas entre grupos (19,2% en miocardiopatía valvular, 15,8% en isquémica y 17,9% en miocardiopatía dilatada; p = 0,2). De estos, 136 murieron por causa cardiovascular (11,6%), sin diferencias significativas (12,3%; 10,5% y 13,1%, respectivamente; p = 0,1). Tampoco hubo diferencias en la proporción de intervenciones apropiadas del desfibrilador (13,7%; 17,9% y 18,8%; p = 0,4), pero sí en el de inapropiadas (8,2%; 7,1% y 12,0%, respectivamente; p = 0,03).
Las tasas de mortalidad por cualquier causa y por causa cardiovascular en pacientes con miocardiopatía valvular fueron similares a las del resto de los pacientes remitidos para implante de desfibrilador. También presentaron similares tasas de intervenciones apropiadas. Estos datos parecen indicar que el implante de un desfibrilador en este grupo confiere un beneficio similar al que obtienen los pacientes con miocardiopatía isquémica y miocardiopatía dilatada.