En este estudio se incluyó a pacientes con enfermedad coronaria estable y un valor basal de troponina T de alta sensibilidad menor que el límite superior de referencia del percentil 99 (0,014 μg/l). Se determinó la troponina T de alta sensibilidad antes de la intervención y luego al cabo de 6, 12 y 24 h. El objetivo principal fue la mortalidad por cualquier causa.
Se clasificó a los pacientes en un grupo con un valor máximo de troponina T tras la intervención ≤ percentil 99 (n = 742), un grupo con un valor máximo de troponina T tras la intervención entre > percentil 99 y 5 veces el percentil 99 (n = 1.928) y un grupo con un valor máximo de troponina T tras la intervención > 5 veces el percentil 99 (n = 793). La edad avanzada, el índice de masa corporal más bajo, el valor de troponina basal, las lesiones complejas, las lesiones en bifurcación y la longitud del stent se asociaron de manera independiente a concentraciones de troponina T aumentadas después de la intervención. La mediana de seguimiento fue de 15,5 meses. Hubo 56 muertes: 5 pacientes (1,7%) con valor máximo de troponina T tras la intervención ≤ percentil 99, 35 (4,5%) con valor máximo de troponina T tras la intervención entre > percentil 99 y 5 veces el percentil 99, y 16 (4,3%) del grupo con valor máximo de troponina T tras la intervención > 5 veces el percentil 99 (hazard ratio = 1,50; intervalo de confianza del 95%, 1,01-2,25; p = 0,047). Tras el ajuste, el valor máximo de troponina T tras el procedimiento no mostró asociación independiente con la mortalidad tras la intervención coronaria percutánea (p = 0,094).
En los pacientes con enfermedad coronaria estable y sin elevación basal de la troponina T de alta sensibilidad, la elevación de esta después de una intervención coronaria percutánea no se asoció a mayor mortalidad tras el procedimiento.