Se ha realizado un análisis comparativo de la evolución postrasplante dependiendo de la edad de los donantes (grupo I: edad inferior a 70 años [n = 474] vs. grupo II: edad superior a 70 años [n = 105]), a lo largo de un periodo de 10 años.
No había diferencias significativas entre ambos grupos en días de UCI, sexo, peso y requerimientos de fármacos vasoactivos. El grupo I presentó parada cardiaca de forma más frecuente (GI: 14 vs. GII: 3%; p = 0,005). No hubo diferencias en la disfunción primaria (GI: 6 vs. GII: 7,7%; p = 0,71), estancia en UCI (GI: 2,7 ± 2 vs. GII: 3,3 ± 3,8 días; p = 0,46) y hospitalaria (GI: 13,5 ± 10 vs. GII: 15,5 ± 11; p = 0,1), ni mortalidad hospitalaria (GI: 5,3 vs. GII: 5,8%; p = 0,66). Tras una mediana de seguimiento de 42 meses, tampoco se encontraron diferencias en la incidencia de complicaciones biliares (GI: 17 vs. GII: 20%; p = 0,40) ni vasculares (GI: 11 vs. GII: 9%; p = 0,69). La supervivencia actuarial a 5 años fue similar entre ambos grupos de estudio (GI: 70 vs. GII: 76%; p = 0,54).
En nuestra experiencia, la utilización de injertos de donantes mayores de 70 años, si se evitan factores de riesgo adicionales (tiempo de isquemia, esteatosis, hipernatremia), no empeora los resultados del trasplante hepático a corto ni a largo plazo.