文摘
La secuencia de la reanimación cardiopulmonar es C-A-B, iniciando las compresiones torácicas antes que la ventilación. Se debe aplicar una reanimación cardiopulmonar de alta calidad con una frecuencia de compresión de entre 100 y 120 compresiones por minuto y una profundidad de al menos 5 cm, permitiendo la expansión torácica completa, reduciendo al mínimo la interrupción de las compresiones y evitando una excesiva ventilación. El desfibrilador externo automático se debe utilizar en cuanto esté disponible. El fundamento del soporte cardiovascular avanzado exitoso se basa en una alta calidad de la reanimación cardiopulmonar, y para la fibrilación ventricular y la taquicardia ventricular sin pulso, una rápida desfibrilación a los pocos minutos tras el colapso. Comprender la importancia del diagnóstico y tratar las posibles causas subyacentes, considerando, por tanto, la regla de las “H” y las “T”, es fundamental en el manejo de todos los ritmos de parada cardiaca, mencionando especialmente los casos de actividad eléctrica sin pulso. Una vez el paciente alcanza la circulación espontánea debemos “inmediatamente” iniciar los cuidados posreanimación, optimizando así la supervivencia a largo plazo con buen pronóstico neurológico.