Durante 5 meses se incluyó consecutivamente a todos los pacientes atendidos en las consultas de cardiología de 2 hospitales de tercer nivel por presentan un episodio de fibrilación auricular o un proceso clínico debido a ella.
Se incluyó a 533 pacientes (el 56,5% mujeres; media de edad, 70,5 ± 12,2 años), de los que el 24,3% eran menores de 65 años. Las mujeres tenían significativamente más problemas clínicos y un riesgo de embolia más elevado: CHADS2 (insuficiencia cardiaca congestiva, hipertensión, edad, diabetes, ictus [doble]) (1,8 ± 1,2 frente a 1,5 ± 1,1; p = 0,001) y CHA2DS2-VASc (insuficiencia cardiaca congestiva, hipertensión, edad ≥ 75 [doble], diabetes, ictus [doble], enfermedad vascular y categoría de sexo [mujeres]) (3,7 ± 1,4 frente a 2,2 ± 1,4; p = 0,0001). Al 94% de los pacientes se los derivaba correctamente a cardiología, el 53,8% procedía de atención primaria u otros servicios del hospital y al 93,4% se le realizó o indicó una ecocardiografía. El tratamiento (antiarrítmico y antiembolígeno) se hace según las recomendaciones de las guías. El índice de Rosendaal en los 3 meses previos fue de 48,4 ± 37,4.
Uno de cada 4 pacientes que consultan por problemas derivados de la fibrilación auricular son jóvenes y las mujeres tienen más problemas clínicos y consultan más. A los pacientes se los deriva correctamente a cardiología, y la mayoría no procede de urgencias. Se indican la ecocardiografía y el tratamiento antiarrítmico y antiacoagulante tal como recomiendan las guías de práctica clínica. El control de la anticoagulación con fármacos antagonistas de la vitamina K es deficiente.