Estudio de series temporales.
La base de datos de la Red de Mejoras en la Salud del Reino Unido.
Fue de 470.725 pacientes hipertensos diagnosticados entre el a?o 2000 y el 2007.
La introducci¨®n en 2004 de un pago por desempe?o que introduc¨ªa un incentivo econ¨®mico a los m¨¦dicos de familia vinculado a indicadores de calidad asistencial a pacientes con hipertensi¨®n (y a otras enfermedades).
Evoluci¨®n de las cifras de tensi¨®n arterial, de la proporci¨®n de pacientes controlados y de la intensidad del tratamiento desde 48 meses antes de la introducci¨®n del incentivo hasta los 36 meses posteriores. Tambi¨¦n eval¨²an el impacto de la medida sobre los eventos ligados a la hipertensi¨®n y la mortalidad general en el grupo de pacientes hipertensos diagnosticados recientemente (iniciados seis meses antes del cambio retributivo) y tratamientos cr¨®nicos (en tratamiento desde antes de 2001).
Despu¨¦s de controlar por tendencias seculares no se observaron cambios en los valores de monitorizaci¨®n de la tensi¨®n arterial (nivel de cambio 0,85, intervalo de confianza [IC] del 95 % ?,04 a 4,74, p = 0,669 y tendencia al cambio ?,01, ?,24 a 0,21, p = 0,615), control (?,19, ?,06 a 1,09, p = 0,109 y ?,01, ?,06 a 0,03, p = 0,569), ni en la intensidad de tratamiento (n¨²mero de f¨¢rmacos) (0,67, ?,27 a 2,81, p = 0,412 y 0,02, ?,23 a 0,19, p = 0,706) que pudieran atribuirse al pago por desempe?o. Los incentivos econ¨®micos tampoco tuvieron efecto sobre la incidencia de accidentes vasculares cerebrales, infartos de miocardio, fallo renal, fallo card¨ªaco o sobre la mortalidad global tanto en los pacientes que ya estaban tratados, como en los que iniciaron el tratamiento.
La calidad del tratamiento de la hipertensi¨®n no vari¨® con la introducci¨®n de los incentivos econ¨®micos. La medida tampoco influy¨® sobre el proceso de la atenci¨®n, medida con la intensidad terap¨¦utica, ni sobre los resultados cl¨ªnicos relacionados con la hipertensi¨®n. Los generosos incentivos econ¨®micos aplicados en el Reino Unido a los m¨¦dicos de familia no parecen ser suficientes para mejorar la atenci¨®n a los pacientes hipertensos ni para los que presentan otras enfermedades cr¨®nicas comunes.