Una correcta actitud médica inicial puede evitar tanto el desarrollo de complicaciones como el gasto derivado de una hospitalización innecesaria.
Esta correcta actuación médica incluye: prevenir y tratar precozmente la deshidratación, conocer los criterios que implican gravedad y requieren iniciar una evaluación médica (analítica y estudios de heces, tratamiento antibiótico, exploraciones complementarias), y conocer los datos que hacen aconsejable un ingreso hospitalario. El uso de antibiótico debe restringirse a los casos que pueden obtener un beneficio clínico con su administración.