Los servicios quirúrgicos tienen dificultades crecientes en la atención a sus pacientes ingresados debido a la mayor edad y comorbilidad, a una formación médica en creciente especialización y a la fuerte presión político-
sanitaria que impone una organización
asistencial donde prima el acto quirúrgico frente a las demás actividades. La presión que ejercen estos servicios sobre el área médica y la respuesta deficiente ofrecida por el sistema de interconsulta han provocado el desarrollo de un modelo diferente de organización
asistencial: la
asistencia compartida, la cual incluye la medicina perioperatoria. En ella 2 especialistas diferentes comparten la responsabilidad y autoridad en la atención de un paciente quirúrgico ingresado.
Medicina Interna es la especialidad más adecuada para la asistencia compartida. El internista que la ejerza ha de tener unas características determinadas y debe superar una serie de temores del cirujano y del anestesista.